La comunicación acerca de la historia personal entre los niños y niñas y sus familias adoptivas no siempre es fácil, más aún teniendo en cuenta las dificultades que pueden mostrar como consecuencia de las historias de adversidad que han padecido.
En el coloquio que la Escuela de familias adoptivas organizó recientemente con Jesús M. Jiménez Morago, profesor del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación, en la Universidad de Sevilla, hablaron entre otras cosas de la importancia del cuento para propiciar la comunicación y dotar a los niños de palabras y darles la posibilidad de que vean en tercera persona lo que sienten y las dudas que tienen al mismo tiempo que se dan cuenta de que hay otros niños con sus mismas inquietudes y con una historia similar a la suya.
La última opinión que hemos recibido sobre el cuento «¿Yo tengo dos mamás?» Nos viene por sorpresa de Bilbao y nos llena de alegría.
«Acabo de leer el cuento que habéis publicado recientemente y me gustaría felicitaros…
Creo que viene bien recogido y en un lenguaje muy sencillo y fácilmente conectable, una explicación que reconcilia la posibilidad de vivir con dos mundos intergados en uno sólo aunque el otro sea desconocido…
Tiene mucha calidez, cercanía y emotividad el cuento.
Felicidades de verdad porque no es fácil…
Lo utilizaremos y recomendaremos en nuestra trabajo.»
De ese excelente post nos quedamos con dos parráfos que nos dan una idea de quien está detrás de esa firma: “Llevo cerca de 15 años trabajando en acogimiento familiar y adopción y sigo viviendo a día de hoy todos los días como casi los primeros, como un reto continuo y una realidad que te ayuda a crecer profesionalmente desde la curiosidad y la necesidad de ayudar a familias y personas adoptadas a creer que los esfuerzos y el buen trato no cae en saco roto nunca.”
[..]”La sociedad no está acostumbrada a comprender que reparar los daños vividos previos a la adopción, lo hacen las familias adoptivas y esto supone tener que hacer frente a situaciones para las que pocas personas están o se sienten preparadas. Las familias adoptivas recogen el malestar de sus hijos e hijas que otros generaron en el pasado”.
Lo mejor de este cuento fue ayudar a mis hijos –y a mí misma- a poder integrar y dar espacio entre nosotros a su madre de nacimiento, luego María José Sánchez Megía, su ilustradora y promotora de su edición me animó a compartirlo por las posibilidades que tenía para ayudar a otras familias.
María José y yo estamos muy agradecidas y felices por muestras de apoyo como esta.
En este cuento las autoras han conseguido trasmitir soluciones al difícil dilema que se crea en la mente de nuestros niños y niñas adoptados, en relación a la existencia de una madre biológica y una madre actual y verdadera. Ofreciendo la idea de que no hay que elegir, sino integrar, sumar. Aunque la relación vaya a ser diferente con cada una de ellas.
Va en la buena dirección de la apertura, del conocimiento, de la verdad, sobre la historia pasada de los niños y niñas adoptados. Y si es posible, de una integración, activa, presente y enriquecedora.
Mi enhorabuena a Mercedes y María José. Y esperando nuevas entregas de cuentos en esta línea.
Si hay un tema complejo de abordar en muchas de las familias adoptivas, éste, sin duda es el de la madre biológica. ¿Qué ubicación le damos en la vida de nuestros hijos, y en la nuestra como padres? El cuento ¿Yo tengo dos mamás?de Mercedes Moya e ilustrado por Mª José Sánchez puede ayudarnos con la tarea de comprender e integrar la figura de la madre biológica en nuestra propia familia.
Con una narración sencilla, amena, cargada de ternura, dulzura (no edulcorada) y natural emergen los pensamientos recurrentes de los menores adoptados en relación a su madre de nacimiento y que en muchas ocasiones, se reprimen por un conflicto de lealtad con sus padres adoptivos.
El texto se centra en lo real y lo emocional sin recurrir a tópicos banales que pueden generar confusión en cuanto al origen vital de los menores. Desde el inicio del relato el protagonista se cuestiona de qué barriga procede, todos los niños provienen de una pero a él fueron a buscarlo a un orfanato. Consciente de que su historia comienza antes de la adopción, las respuestas que aporta la madre vienen cargadas de amor, empatía, reconocimiento y validación de las emociones que suscita el hecho diferencial de la adopción, y del sentimiento de abandono.
El cuento es una herramienta realmente útil que nos enseña que las cosas son más fáciles de lo que puede parecer a priori. A veces, las cosas son más complejas y nos producen miedo cuando las pensamos y por el contrario, buscando palabras sencillas y emociones sentidas el miedo se desvanece cuando en las familias se aborda el tema de las progenitoras, las dadoras de vida de nuestros pequeños.
Cuando leía el cuento hace ya unos días, me venía a la memoria a la actitud de mi madre adoptiva cuando me hablaba de mi madre biológica. Nunca hubo un juicio en sus palabras, simplemente la ubicó en el lugar que le correspondía, era la mujer que me había dado la vida y la mujer que a ella, la había convertido en madre. En mi madre, sin adjetivos.
Iratxe serrano.
Iratxe Serrano.Educadora Social, Pedagoga y Máster en Programación Neurolingüística.
Iluminador, tierno, atractivo y eficaz, son cuatro de los muchos adjetivos que podríamos aplicar a este libro-cuento, «¿Yo tengo dos mamás?», escrito por Mercedes Moya Herrero, e ilustrado por Mª José Sánchez Megía.
Dentro del género narrativo, y con vocación de cuento a modo de diario, el texto va desgranando las preguntas que se hace un niño adoptivo ante la realidad de tener una mamá biológica y una mamá adoptiva. Y, junto a las preguntas del niño, llegan también las respuestas de la madre adoptiva envueltas en amor incondicional.
El propósito es ayudar a las madres adoptivas, así como a sus hijos adoptados, a integrar la figura de la madre biológica como parte de una red de personas que durante toda la vida (tras el momento de la adopción) van a estar ligadas de una forma u otra, aunque en el caso de la madre biológica el lazo no sea presencial físicamente.
Puede surgir la pregunta de ¿Para qué plantearse este asunto de la integración? Muy sencillo: para responder a la necesidad que aparece, antes o después (tanto en los hijos adoptivos como en las madres adoptantes), de responder a una serie de: cuestiones, incertidumbres y «fantasmas», que deben ser mirados de frente, pero con mucha sutileza, finura, oportunidad, lógica y cariño. Y eso es lo que hace «¿Yo tengo dos mamás?», con gran maestría, por medio de una polifonía textual. Son, así, dos, las voces principales que aparecen en la narración: la del niño y la de la madre adoptiva. Y hay una tercera protagonista que también es mencionada por los dos primeros personajes: la madre biológica, que en definitiva es quien arranca la historia vital del niño.
El libro comienza con las reflexiones del pequeño sobre sus primeros momentos de vida, comparándose con otros niños. El hijo que se hace preguntas; surge entonces la voz de la madre adoptiva dando respuestas. El cuento va desvelando las dudas y las elucubraciones que pueden deambular por la mente infantil de un niño adoptado, y cuyas respuestas avocan y evocan siempre «al amor». Es, ese amor, el tema e hilo conductor del libro. El amor integrador , comprensivo, compartido y que comparte, el amor generoso y abierto que abre la pareja de madre e hijo de adopción, a un triángulo en el que por pura lógica (de consideración a la vida dada biológicamente), está también la madre natural.
Este texto ayuda a las madres adoptantes a realizar esa integración y a saber explicarla a sus hijos. Y en «¿Yo tengo dos mamás?», encontramos que todo ello se hace con imaginación, destreza, ingenio, estilo cuidado, dulzura e inteligencia; Así vamos descubriendo en el cuento el camino para avanzar en el proceso integrador.
«¿Yo tengo dos mamás?» es un libro de verdad, y de verdades; de amor, y de amores; de pequeños jardines y de paisajes extensos. Es un libro que recoge preguntas y palabras de los niños, y da «la palabra» a quien tiene las respuestas, la madre adoptiva; de ella fluyen «las palabras» que regresan al niño creando vínculos invisibles, indisolubles, ya para siempre, con quien no está ahora físicamente presente: la madre biológica.
Elena Cólera Sanz. Licenciada en Filología. Coach. Master en Relaciones interpersonales. Master en Investigación de aprendizaje a lo largo de la vida en ámbitos multiculturales.
Gracias por tus palabras y por la buena acogida del libro
Recuerdo mi primera conversación con Mercedes Moya. Fue por teléfono y tuve el atrevimiento de llamarla, sin prácticamente conocerla, para hablar de un tema tan privado y delicado como es el de la madre biológica. Solamente había hablado con ella en una ocasión anterior y fueron sólo unos minutos para darle las gracias por la difusión que estaba haciendo en Internet de mis trabajos.
Todo surgió por un artículo que leí en su blog, con motivo del cumpleaños de su hijo, en el que mencionaba a su madre de nacimiento. No recuerdo el tiempo exacto que estuvimos hablando, pero seguro que más de una hora. Fue un tiempo de compartir experiencias y vivencias, sentimientos y razones, al principio con algunas discrepancias, pero siempre desde el respeto y la “apertura” de mente, y al final con una unanimidad profunda, así que cuando leí por primera vez el cuento, esbocé una sonrisa, y recordé aquella llamada atrevida porque, en cierto modo, este cuento era un poco “hijo” de aquella conversación.
No sé si en estos momentos tendría ese mismo atrevimiento con otra persona, pero de lo que sí estoy segura es de que recomendaría este “pequeño gran libro” a quien quisiera reflexionar con sus hijos sobre un tema de tanta trascendencia, como es el lugar que ocupan en sus vidas sus madres de nacimiento.
Enhorabuena a Mercedes por el texto y a Mª José por las ilustraciones.»
Marga Muñiz Aguilar. Orientadora Educativa. Logopeda. Terapeuta. Escritora y conferenciante especialista en temas educativos, adopción internacional y crecimiento personal.
Gracias Marga.Y también tuviste tu participación en «ponerle el nombre a la criatura» en otraconversación teléfónica que mantuvimos contigo MªJosé y yo cuando estaba terminado e íbamos a registrarlo y no sabíamos cómo llamarlo exactamente. Por eso tu reseña es muy importante, porque este cuento efectivamente se gestó en aquella larga conversación y fue parido por los acontecimientos que vendrían después. .Un abrazo grande.Mercedes Moya
¿Yo tengo dos mamás? Es un cuento que aborda el tema de la madre biológica de una forma tan sencilla y natural, que facilita el diálogo entre padres e hijos sobre este tema que a veces resulta complicado.
¿Yo tengo dos mamás? Refleja los pensamientos y sentimientos concretos que los niños tienen en su cabeza, y que muchas veces no expresan porque dan por hecho que son así, como que han nacido en un orfanato o en un avión. Hasta que un día se encuentran con la realidad de bruces, y los adultos se sorprenden todavía más de que esas ideas no hayan sido aclaradas. Una de las fortalezas de este cuento, es que se presentan pensamientos y situaciones cotidianas relacionadas con el nacimiento y la figura de la madre biológica, en las que cualquier familia adoptiva se puede ver reflejada, y sobre todo cualquier niño puede sentirse identificado. Esto le ayudará a preguntar sobre su propia historia y a incorporar este tipo de preguntas en el diálogo con sus padres. En una mirada más profunda, si este diálogo se instala entre padres e hijo, este cuento puede abrir el abanico de preguntas que le surgirán en el futuro.
A través de cuestiones que se presentan desde el pensamiento concreto de los niños pequeños y que quedan abiertas, se les da la oportunidad de que ellos mismos respondan. Y ya no solo sobre este tema, sino sobre cualquier otro. Si a un niño de tres o cuatro años, se le transmite que “tiene permiso para preguntar” lo seguirá haciendo sobre cualquier cosa que le preocupe.
Otra de las fortalezas de ¿Yo tengo dos mamás? Es la capacidad de reflejar los sentimientos negativos de los niños cuando se refieren a su vida preadoptiva: tristeza por haber estado solos, enfado por haber sido abandonados, o positivos hacia su otra mamá: cariño o echarla de menos. Cuando en la consulta pregunto a los niños: “Alguna vez piensas en tu madre biológica” es frecuente que la respuesta sea: “Siempre”. Por eso me parece muy importante cómo se aborda en este cuento la presencia de esta figura, cómo la madre adoptiva la incorpora con naturalidad.
¿Yo tengo dos mamás? Hace referencia a una creación del vínculo paulatina, cómo se aprende a querer poco a poco. Esto me parece importante porque muchas veces los niños no lo hacen al mismo ritmo que los padres, y el que alguien se lo diga les desculpabiliza. Cada cual tiene derecho a llevar su ritmo.
Las ilustraciones son fantásticas, enhorabuena a Mª José Sánchez Megía.
Muchas gracias a Montse Lapastora.Psicóloga clínica, especialista en adopción, psicoterapeuta EMDR, especialista en trauma por abandono.
Directora de Psicovéritas, Centros de Psicología y Adopción. Autora del libro Niños adoptados. Estrategias para afrontar conductas
Dos mamás, dos estrellas.
Dedicado a todos los niños y niñas adoptados…y sus dos mamás:
“Dicen los aldeanos del lugar que si miras al cielo en las noches de tormenta es posible ver llorar a las estrellas. Lloran de pena, afligidas por el dolor de unas madres que no pueden ver cumplidos sus sueños, porque añoran sus quimeras tanto tiempo pensadas. Algunas de esas madres lamentan sus sueños rotos de no poder engendrar un hijo; otras, que lo engendraron, lloran y lloran porque no pueden tenerlo con ellas, porque no sabían o podían cuidarle.
Sus lágrimas amargas, simbióticamente reflejadas en esas estrellas confidentes, se funden en un profundo pesar del que, sin saberlo, al unirse, se van formando estalactitas de amor, largos haces de afecto que juntan cielos y tierra, creando un manto brillante que les lleva a ambas mujeres hasta un hijo o hija compartido. Unas les dieron la vida, otras les procurarán cuidados y amor. Miles y miles de estalactitas de amor, tantas como adopciones hay, repoblan el espacio entre cielo y tierra.
Las estrellas saben muy bien que su llanto hace posible que ambas madres compartan un lazo que les va a unir para siempre desde ese momento. La biológica, al otro lado del firmamento, imperceptible a la vista, emite en la distancia una pequeña luz que permite saberla existente siempre allí desde donde se encuentre su pequeño. La otra estrella, la que le cuida y educa, se transforma cada día al amanecer en una importante estrella, el sol radiante, que calienta, guía y da luz. Con sus rayitos solares hace cosquillas al pequeño para hacerle reír. Otras veces le acuna cuando está triste o enfadado sin saber por qué, esperando pacientemente que se calme. Dicen también los aldeanos que en las noches claras de luna, muchos niños y niñas adoptados dejan volar sus sueños, unas veces despiertos y otras tantas dormidos, agarraditos a su burbuja materna con forma de corazón sin soltarse, hasta llegar al filo de la luna menguante desde donde pueden sentir más cerca la luz que sus dos mamás transmiten. Desde allí, sentados mirando al frente, es posible verles imaginando cómo será su estrella lejana, fantaseando y pensando en momentos bonitos vividos con ella, incluso enojándose por no poder tenerla un poco más cerca. ¡Cuánto darían por tener juntas a sus dos mamás!.
Su estrella cercana, la que le cuida y le quiere, para consolarle le manda una estrella fugaz donde depositar sus buenos deseos, sus logros, sus preocupaciones, y poder así hacérselos llegar a su otra mamá, al tiempo que le tiende su mano suspirando en silencio para no delatar a su corazón. Dolor y alegría se entremezclan. La esperanza cumplida tiene un precio caro muchas veces difícil de soportar.
Y al amanecer, alejándose poco a poco la noche, dicen los aldeanos que gotas del rocío, tantas como adopciones hay, aparecen cada día en los árboles del bosque simbolizando la unión entre dos madres que hizo posible que cada niño y niña tuviera una familia donde crecer feliz.»
Conchi Martínez Vázquez.
El tema de los orígenes y especialmente lo relativo a la madre biológica de los niños y niñas adoptados es sin duda una de las grandes cuestiones para grandes y pequeños, no sólo por lo que supone en tanto que asimilación e integración de la propia historia, sino además por los sentimientos contrarios asociados. No deber ser fácil ni para unos ni para otros gestionar y entender emociones que surgen de manera espontánea.
Legitimar, normalizar, aceptar es el mejor calmante.
Y para ello se necesitan herramientas, formas de acercarse al tema sin que duela, pero tampoco de manera banal. Acompañando al niño o la niña en sus propios pensamientos, fantasías y temores, sin dejarle solo en ese maremágnum de sentimientos basados en fragmentos de historia que hay que ayudarles a ensartar y darle forma. Los cuentos, en este sentido, tienen un verdadero poder sanador, terapéutico que ayuda a entender y a explicar. Y uno de los que trata este tema dirigido a niños y niñas y del cual quisiera no solo hablaros sino recomendaros, es el cuento ¿Yo tengo dos mamás? de la Editorial Círculo Rojo.
Ese es el título del precioso cuento que desde el corazón Mercedes Moya escribió pensando en su hijo y que junto a las ilustraciones de Mª José Sánchez Megía, otra mamá adoptiva, han dado forma a una útil herramienta que recoge de manera clara, cercana y emotiva una historia que ayuda a integrar a la madre biológica en la vida de los niños y niñas adoptados. Podéis ver el trailer del cuento en el siguiente video:
Mercedes Moya es, además de una excelente persona, la administradora de una web muy interesante, Adopción Punto de Encuentro, que recoge multitud de recursos y experiencias sobre el tema de la adopción, un lugar virtual que no puede faltar en vuestros paseos por la red si os interesa el tema. Admiro mucho su labor y la de otras personas que trabajan de manera altruista para apoyar y ayudar con sus conocimientos a las familias adoptivas. Desde aquí mi admiración a las mismas y mi reconocimiento más sincero.
|Concepcion Martínez Vázquezreconocida profesional Lda. Psicología y Pedagogía. Psicóloga SEAFI Camp de Túria. Pro-fesora asociada Universitat de València.